TAI-CHI
En Enero todos son buenos propósitos, y yo para no ser menos también los hice. El primero era estudiar (este lo he pasado a febrero porque se me está acumulando el trabajo); y bueno, aunque no hice propósito de empezar a practicar ninguna actividad nueva, al final me he liado la manta a la cabeza y me he apuntado TAI-CHI.
Mi primera clase:
Entro la primera (suelo ser puntual) en clase y se dirige a mí la profe (primera impresión: “está buena”), que va vestida con calzón de Judo color negro, chaquetilla tipo chino negra, y zapatillas a juego con el atuendo. De repente me siento descolocada, no he venido vestida para la ocasión!!. Empiezan a llegar otros alumnos que practican esta tradición milenaria y van en chándal (respiro más tranquila). Nos presentamos y saludamos todos con leves inclinaciones de tronco (yo imagino que es para ir entrando en situación). Me parece una especie de juego y me divierte. La profe saca de una caja de madera unos tazones de cerámica (un pelín más grandes que un dedal) y nos reparte un brebaje, que dice que es té verde y melisa ; y que yo me bebo por educación, pero con cierta aprensión … Empieza la clase y la profe se pone a hacer movimientos como a cámara lenta…(yo mantengo cara de circunstancia, aunque por dentro me da un poco de risa). Bueno al parecer estos movimientos no son al libre albedrio de cada uno; sino que se están standarizados formando una especie de danza, que todos harán fluir la energía (el chi) y no sé que más cosas…En fin, a mi me felicita porque al parecer lo hago muy bien (será porque los abandonos en las primeras fases de la práctica de este arte son muchas). Acabamos y cerramos no sé qué fuente de energía ( que yo creo que la he mantenido cerrada todo el tiempo), saludamos otra vez al estilo oriental, nos machacamos otro té y nos vamos… Bueno a mí la verdad me sentó bien porque he dormido como un lirón
En Enero todos son buenos propósitos, y yo para no ser menos también los hice. El primero era estudiar (este lo he pasado a febrero porque se me está acumulando el trabajo); y bueno, aunque no hice propósito de empezar a practicar ninguna actividad nueva, al final me he liado la manta a la cabeza y me he apuntado TAI-CHI.
Mi primera clase:
Entro la primera (suelo ser puntual) en clase y se dirige a mí la profe (primera impresión: “está buena”), que va vestida con calzón de Judo color negro, chaquetilla tipo chino negra, y zapatillas a juego con el atuendo. De repente me siento descolocada, no he venido vestida para la ocasión!!. Empiezan a llegar otros alumnos que practican esta tradición milenaria y van en chándal (respiro más tranquila). Nos presentamos y saludamos todos con leves inclinaciones de tronco (yo imagino que es para ir entrando en situación). Me parece una especie de juego y me divierte. La profe saca de una caja de madera unos tazones de cerámica (un pelín más grandes que un dedal) y nos reparte un brebaje, que dice que es té verde y melisa ; y que yo me bebo por educación, pero con cierta aprensión … Empieza la clase y la profe se pone a hacer movimientos como a cámara lenta…(yo mantengo cara de circunstancia, aunque por dentro me da un poco de risa). Bueno al parecer estos movimientos no son al libre albedrio de cada uno; sino que se están standarizados formando una especie de danza, que todos harán fluir la energía (el chi) y no sé que más cosas…En fin, a mi me felicita porque al parecer lo hago muy bien (será porque los abandonos en las primeras fases de la práctica de este arte son muchas). Acabamos y cerramos no sé qué fuente de energía ( que yo creo que la he mantenido cerrada todo el tiempo), saludamos otra vez al estilo oriental, nos machacamos otro té y nos vamos… Bueno a mí la verdad me sentó bien porque he dormido como un lirón
